domingo, 17 de mayo de 2015

PRÓFUGOS PERDIDOS EN LA NADA


 

Desde lejos se oyen sus lamentos

y hasta las estrellas se estremecen.

Nadie les va a ayudar.



El mar calmo respirar no osa

para la embarcación no volcar.



Pasan las horas.

Pasan los días sol a sol.

Pasan las noches luna a luna.

Lloran las criaturas

bebiendo sus lágrimas.



Desde lejos se oyen sus lamentos

y hasta las estrellas se estremecen.

Nadie les va a ayudar.



De costa a costa la nave va

sin que les dejen aprodar.



Gritan y gritan las gargantas secas.

Y hasta las estrellas se estremecen.

Nadie les va a ayudar.



Y pasan las horas.

Y pasan los días.

Y pasan las semanas

dentro del inmenso mar.



Y lloran las madres

por sus criaturas que ya no respiran

y las entregan al mar.



Grita el grande silencio lunar.

Y la nave vieja, rota, llena

de moribundos seres humanos

al fondo arenoso se va a posar.



!Oh tumba benigna esa del mar!





Pensando en los prófugos Rohinga del Sudeste Asiático.

Foto: El Mundo

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